“Se podría definir al Deporte Escolar como una “Actividad física-motriz, lúdica y reglada, adaptada al nivel evolutivo del niño y a las circunstancias en la cual se desarrolla, practicada en la escuela por los alumnos como un contenido programático de la asignatura Educación Física”.
El Deporte entendido predominantemente como juego deportivo colectivo y las distintas formas en que esté representado, es el contenido lógico e indispensable que el docente de Educación Física debe promover y desarrollar en la escuela, reflexivamente tratado con sus alumnos; la tarea será enseñar a jugar, suponiendo esto apropiarse de los diferentes principios del juego y Jugar no es poca cosa, jugar implica saber, saber hacer y valorar.
El juego modifica a la persona que juega. Un niño o una niña que juegan desarrollan sus percepciones, su inteligencia, sus tendencias a la experimentación, sus instintos sociales, etc. la privilegiada relación que el juego establece entre la realidad interior y exterior, la posibilidad que brinda de moverse en un espacio intermedio, lo vincula al ejercicio de la imaginación, la invención y la expresión creadoras, proporcionando a niños y niñas una zona de actividad libre de asechanzas, una área de experiencia sin apremios ni sanciones, que les permite asimilar la realidad a su yo y descansar de las exigencias de adaptación que el medio y los adultos imponen.
“Decididamente, el juego es algo más que un fenómeno meramente fisiológico, ya que tiene un significado social. En el juego, entra en juego algo que rebasa el instinto de conservación y que le da un sentido de ocupación vital. Hay dos aspectos fundamentales que caracterizan al juego: es una lucha por algo o una representación de algo.” (Enrique Pichón Rivíere 1996/67)
Los juegos deportivos proporcionan el marco para la exploración de los comportamientos de cooperación, oposición, comunicación y contracomunicación motriz, imprescindible al desarrollo de la inteligencia táctica y estratégica o capacidad de anticipar y resolver situaciones; y es imprescindible para el adecuado desarrollo integral del niño; existen razones de orden fisiológico, psicológico, sociológico, antropológico y pedagógico que así lo sustentan. Facilitan los aprendizajes significativos por sus grandes aportes didáctico-pedagógicos. Aportando, además, las relaciones entre iguales, que permiten canalizar el diálogo, acordar, elaborar, adaptar y/o modificar reglas, es decir, asegura la evolución social del grupo en todas sus vertientes y en la progresiva socialización, el juego representa un valor cultural, constitutivo de lo que bien suele llamarse la “sociedad infantil”.
Desde la perspectiva de la socialización, el deporte puede materializarse en diversas situaciones sociales entre las que se encuentra la Escuela. Existe un amplio acuerdo en reconocer el elevado potencial socializador del deporte:
“El Deporte puede favorecer el aprendizaje de los papeles del individuo y de las reglas de la sociedad, reforzar la autoestima, el sentimiento de identidad y la solidaridad. Además, parece que los valores culturales, las actitudes y los comportamientos individuales y colectivos aprendidos en el marco de las actividades deportivas vuelven a encontrarse en otros campos de la vida.” (W.A.A., 1996)
El Deporte Escolar, básicamente, al brindar la posibilidad de practicar diversas actividades, representa la iniciación deportiva generaliza multilateral, ya que está demostrado que con una preparación multifacética, se consiguen mejores resultados, debido a que el alumno domina una mayor cantidad de movimientos, tiene un mayor dominio de sus conductas motrices y, en consecuencia, está en condición de asimilar las técnicas y los métodos de enseñanza más complejos, partiendo del principio de que los aprendizajes nuevos nacen sobre la base de otros ya adquiridos.
Se ha demostrado que la predicción de modelos activos en el estilo de vida adulto pudiera hacerse a través de la participación deportiva durante la niñez y la adolescencia, ya que al haber obtenido una óptima habilidad en estas primeras edades, se estimula el interés y participación para los períodos de vida posteriores.
Los niños que participan en actividades deportivas reflejan el interés de sus padres para que realicen dichas actividades, fundamentalmente si éstos han practicado de forma placentera.
El Deporte Escolar preparara al alumno para el uso del tiempo libre, de no trabajo: para que sea un tiempo de posibilidades formativas y humanizadoras, contribuyendo a desarrollar la imaginación creativa y la inteligencia critica, donde cobra especial significatividad la educación en valores, al tener presentes la igualdad de oportunidades entre los sexos, y comprendiendo al alumno como un ser relacional, que se relaciona consigo mismo, con los demás y en el medio.
Estos valores, surgidos desde el Deporte Escolar serán trasladados a la vivencia del tiempo libre como una autentica alternativa a otra serie de contravalores que nada facilitan el crecimiento personal. Durante la adolescencia el grupo de amigos tiene la capacidad de favorecer o no el proceso iniciado en la familia, ya que si dicho grupo presenta actitudes pasivas, es más factible que el joven tienda hacia ellas.
El valorque se le debe dar a la realización de actividades deportivas dirigidas al uso del tiempo libre adquieren relevancia en la niñez e inicio de la adolescencia, estas juegan un papel importante en la evolución psicológica y social, así como en el crecimiento y desarrollo corporal, el aprendizaje motor, y la aptitud, es una etapa óptima para transmitir y concienciar a los niños sobre los beneficios de la práctica deportiva y aprovechar las edades sensibles para el correcto desarrollo de los distintos aspectos y cualidades físicas.
La práctica de juegos y deportes, como actividad física por excelencia, posee efectos favorecedores del proceso de crecimiento entre los niños y jóvenes, es un medio, entre otros, de asegurar un crecimiento físico normal.
Es conocido el efecto estimulador que sobre el tejido óseo, muscular y órganos internos poseen las actividades físicas (Aahper, 1968). Larson es de la misma opinión al exponer que el estrés dentro de límites funcionales favorece el crecimiento de los huesos, siendo la inactividad un factor negativo. Las fuerzas mecánicas estimulan el crecimiento no sólo en longitud, sino también en anchura y en densidad, de ahí que el crecimiento óseo con claro componente genético, esté dependiendo de las fuerzas biomecánicas.
El crecimiento longitudinal del hueso es debido a la proliferación de las células subepifisiarias favorecido por la acción excitadora de las presiones. Del mismo modo el crecimiento en latitud está muy influido por la acción de los músculos insertos en la periferia. La práctica deportiva eleva el nivel de fuerza de los niños (Manderl, 1984). Paritzcova demostró que los niños que participaban asiduamente en actividades físicas poseían un porcentaje mayor de tejido magro que los más inactivos.
Los saltos, las carreras, lanzamientos, etc., se convierten en elementos favorecedores del desarrollo muscular y por lo tanto de la fuerza.
El factor cardiovascular es de primer orden en el mantenimiento de la salud. Los niños responden al parecer adecuadamente, a los esfuerzos de larga duración como lo hacen los adultos. De no existir ninguna alteración cardiaca o enfermedad excluyente, no hay riesgo de sobrecarga, ya que los fenómenos adaptativos son similares a los adultos. Se deberían resaltar los perjuicios que la inactividad puede provocar en el organismo infantil.
Se puede afirmar que los niños de manera natural en sus juegos infantiles realizan verdaderos interval-training.
La resistencia cardiovascular o endurecimiento como factor que mejora la relación cardiopulmonar y aporte de oxígeno, necesario a los músculos estriados, es un elemento importante para lograr un desarrollo corporal óptimo.
La flexibilidad es la capacidad de movilizar una articulación hasta su máxima amplitud, lo que requiere el concurso de todos los elementos constitutivos de cada articulación. El apogeo de esta capacidad coincide con el paso de la infancia a la adolescencia, perdiéndose después progresivamente. Durante la actividad física, conseguir flexibilidad óptima permite mayor fluidez y amplitud de los movimientos, lo que mejora la capacidad infantil para evitar lesiones de tejidos blandos, desgarros musculares o ligamentosos.
Las reacciones fisiológicas y biomecánicas del organismo en la actividad física normal influencian favorablemente el crecimiento sin oponerse a los bagajes genéticos (Malina 1980). Estos efectos sólo aparecen cuando la alimentación es satisfactoria y en ausencia de enfermedades.
La practica deportiva regular prolongada actúa favorablemente sobre la regulación del peso, la cantidad del tejido adiposo, la mineralización ósea, las funciones cardiorrespiratorias y musculares., la relación músculo-grasa, el metabolismo.
El deporte practicado en la Escuela durante la infancia implicará apropiarse de diversos contenidos que se desarrollan en cuatro planos: 1. el del juego (que incluye la formación táctica); 2. el de la motricidad (entendida como formación motriz de base, especial y formación técnica especifica) 3. el de las capacidades condicionales (que les permiten y posibilitan jugar más y mejor); el social-psicológico (que supone la preparación grupal y la formación individual para participar mejor en un juego colectivo).
Por consiguiente la actividad física y deportiva no es solo divertimento, es salud y mucho más. Facilita el desarrollo integral del niño, lo prepara y educa mediante conductas y actitudes que luego deberá aplicar a situaciones de la vida social y laboral y, además, lo estimula para la convivencia con los demás y a la aceptación de normas para saber después conducirse en otros ámbitos de la vida.
Esto puede lograrse en la Escuela donde se dan las condiciones propicias a través de las prácticas deportivas en la Educación Física, pero siempre respetando las capacidades y motivaciones personales de cada niño, adaptando las actividades deportivas a sus posibilidades y velando para que se convierta en un elemento de integración y socialización.
Es en la Escuela donde se debe organizar, en primera instancia, la actividad deportiva física. Se debe potenciar el deporte y hacer de él la primera de las actividades educativas dentro del campo curricular de la Educación Física.
La actividad deportiva como contenido curricular de la EducaciónFísica reúne las condiciones necesarias para ser uno de los medios pedagógicos más importantes de la Escuela en la realización de la labor educativa.
La gran mayoría de la población de nuestro país no tendría acceso a una Educación Física sistemática de no ser por el sistema educativo escolarizado, en él, el niño podrá desarrollar sus habilidades motoras básicas y aquellas específicas que le dan acceso a las técnicas de los deportes de su interés y que le signifiquen otra posible vía socialmente reconocida de relacionarse y crecer. La Escuela, formal y sistemática, es el espacio educativo por excelencia, dado que la accesibilidad masiva y obligatoria, con profesionales de la Educación Física, compenetrados y formados especialmente para esta función, puede posibilitar en un marco de contención permanente, a toda la población infanto-juvenil, cualquiera sea su origen y comunidad: desenvolver sus necesidades lúdico-deportivas, facilitar la igualdad de oportunidades para la práctica libre de múltiples alternativas de actividad deportiva, contemplar el sentido de pertenencia e inclusión y, consecuentemente, la prevención de conductas escapistas y riesgosas para la salud y equilibrio personal de los alumnos, garantizar el derecho a la Educación Física y por consiguiente, como contenido de ésta, al Deporte escolar.
Por eso, todo lo que se destine al deporte en la escuela, como contenido educativo del Área Educación Física, es una inversión, no un mero gasto; no solo por la importancia que revisten los aspectos más relevantes que lo caracterizan, sino también, por su transversalidadcon contenidos de otras áreas curriculares.
Estos argumentos manifiestan porqué los principales esfuerzos de los que tenemos una responsabilidad pública en el tema, deben estar dirigidos básicamente al “Deporte Escolar” desarrollado por los alumnos con edades que oscilan entre los 8 y 12 años.
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